insomnio

Para conseguir un , nuestro cuerpo necesita dormir entre siete y ocho horas al día. El sueño deficiente o irregular aumenta el riesgo de cáncer, diabetes y enfermedades cardiovasculares; por no hablar del estrés inducido durante el día, que a su vez afecta al sueño y alimenta un círculo vicioso.

Las luces de neón, los LED, las pantallas azules y otras luces artificiales son elementos que perjudican el sueño. Alteran el ciclo hormonal que lo regula, que está íntimamente relacionado con la luz del día y la oscuridad. Cuanto más oscuro sea el entorno para dormir, mejor será la acción de la hormona melatonina que refuerza tu sueño. Por el contrario, cuanto más luz haya en ese entorno de sueño, habrá más desequilibrios hormonales que aumentarán el riesgo de ganar peso, desarrollar diabetes o la necesidad de emplear medicamentos para dormir.

El primer paso a tomar sería eliminar las pantallas de la habitación. Para contribuir a un buen sueño, este entorno debe de ser en oscuridad, sin dispositivos electrónicos, relativamente fresco, aireado regularmente (así como la ropa de cama), moderadamente húmedo (40%) y silencioso.

El estrés y los problemas digestivos son las principales causas de insomnio. Puede controlar el estrés a lo largo del día (meditación, actividades relajantes, respiración profunda o plantas adaptógenas como la ashwagandha o la rhodiola, temprano por la mañana).

Un mejor cuidado de la dieta también puede mejorar el sueño. Tomar algunas enzimas digestivas en la cena puede marcar una gran diferencia.

También es bien sabido que el ejercicio ayuda a dormir y mejora la flora intestinal.

La suplementación con melatonina, segura y sin riesgo de dependencia, debe dosificarse finamente según las necesidades de cada persona. No solo restaura el sueño reparador, sino que también ofrece efectos antioxidantes, reductores del colesterol, sedantes y analgésicos, e incluso puede ser beneficioso para el control de peso. Los ingredientes botánicos más populares para mejorar el sueño son la pasiflora, el lúpulo, la escutelaria, la manzanilla, la hierba gatera (népeta), la lavanda, el toronjil o el Panax notoginseng. Elegir una fórmula que contenga una buena variedad de plantas ofrece una sinergia mejorada sin riesgo de sobredosis.