Estado de ánimo y salud ¿Qué dice la ciencia?

¿Pueden nuestras emociones, si se sostienen en el tiempo, afectar positiva o negativamente a nuestra salud? Esta pregunta ha sido planteada desde hace mucho tiempo, y se ha investigado mucho al respecto. Es conocida la estrecha relación entre las tensiones psicológicas o emocionales no resueltas y algunas manifestaciones físicas, lo que se conoce como enfermedades psicosomáticas. Pero más allá de esto, ¿cómo afecta el humor o nuestro estado de ánimo general a nuestra salud?

Cuando decimos humor, nos referimos a estado de ánimo, es decir, el estado emocional que predomina en la persona en un periodo de la vida. No es por tanto una emoción, que surge tras un estímulo externo, es más intensa, y produce cambios físicos y psicológicos como reacción a ella. El estado de ánimo dura más tiempo, su intensidad es menor y no siempre sabemos bien su causa. Puede ser positivo o negativo.

 

Estado de ánimo y salud: ¿qué dice la ciencia?

Si la salud es “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” según la Organización Mundial de la Salud, queda claro que el bienestar mental, que podemos relacionar con el estado de ánimo, forma parte de la salud.

¿Cómo impacta éste en el plano físico, es decir, qué relación hay entre el estado de ánimo y la aparición, desarrollo o pronóstico de algunas enfermedades? En una revisión publicada en 2019 en la revista Annual Review of Psychology, los investigadores Sarah D. Pressman, Brooke N. Jenkins y Judith T. Mokowitz analizaron y resumieron los últimos estudios sobre el llamado “afecto positivo” (el estado emocional en el que predominan las emociones positivas) y su relación con algunas enfermedades y patologías. Estos son los principales resultados:

Mortalidad

Las personas con un estado de ánimo positivo por encima de los 55 años presentaron menor riesgo de mortalidad. En este caso, el estado de ánimo positivo tiene más relevancia como predictor de mortalidad en las últimas etapas de la vida que en la juventud.

Salud cardiovascular

Un estado de ánimo positivo se relaciona con menor riesgo de infarto y un menor riesgo de hospitalización después de haber padecido un problema cardiovascular, según los estudios analizados en esta revisión. También puede mejorar el pronóstico y la supervivencia en pacientes con enfermedades cardiovasculares.

Gripes y resfriados

Las personas con estados de ánimo negativos en las 2 semanas previas a exponerse a virus en entornos controlados de laboratorio mostraron de manera objetiva (medible por los investigadores) más síntomas de enfermedad (mucosidad, replicación del virus…), y ellos mismos se sintieron peor. Las personas con estado de ánimo positivo mostraron una mayor resistencia a los virus del resfriado y de la gripe. Estos resultados, que pueden resultar sorprendentes, se han replicado en posteriores estudios, todos ellos bien diseñados.

Riesgo de lesiones y declive físico

Un estado de ánimo positivo se asocia con menor riesgo de fragilidad, declive funcional (pérdida de capacidad para desplazarse de manera autónoma, alimentarse…) y menor probabilidad de desarrollar nuevas discapacidades en personas mayores. En personas jóvenes, los estudios muestran resultados similares en relación con el riesgo de lesiones. Así pues, un buen estado de ánimo está conectado con una mejor función física en distintas edades.

Enfermedades crónicas

Los estudios que se han hecho sobre el tema indican que las personas que están en las primeras etapas de la enfermedad se benefician más de un estado de ánimo positivo que en aquellas con una patología crónica de mayor evolución. La hipótesis es que un buen estado de ánimo se relaciona con menores niveles de estrés y hábitos más saludables, lo que puede tener un mayor impacto en la salud física en las primeras etapas de una enfermedad crónica, pudiendo mejorar su curso.

Cáncer

Existe evidencia que los factores psicosociales relacionados con el estrés pueden predecir la incidencia de cáncer, y una menor supervivencia.

Percepción del dolor y síntomas

Las personas con estado de ánimo positivo declaran sentir menor dolor y menos molestias físicas; es interesante que esto ocurra tanto a individuos que padecen alguna enfermedad, como los que no tienen ninguna patología. Las personas con estado de ánimo negativo tienen con mayor tendencia pensamientos negativos, e identifican sensaciones y pequeñas molestias físicas con mayor facilidad, dándoles una mayor importancia y generando preocupación. Esto desencadena en una percepción negativa del propio estado de salud.

 

Cómo mejorar nuestro estado de ánimo

Viendo la importancia que el estado de ánimo y el buen humor tiene en nuestra salud, ¿qué podemos hacer para mejorarlo?

Técnicas y ejercicios:

  • Mantenerse en el momento presente: muchas de las cosas que nos preocupan nunca llegan a pasar. Por eso, los expertos recomiendan no anticipar acontecimientos, ya que es posible que nunca sucedan y nos hayamos preocupado en vano. Técnicas como mindfulness pueden ser de ayuda, pero en general, se trata de algo tan sencillo como centrarse en el aquí y ahora.
  • Reenfoque de atención: consiste en dejar de poner el foco en las cosas o situaciones que nos hacen sentir mal o negativos, y ponerla en aquello que nos hace sentir bien. Prestar atención a las cosas buenas de la vida nos ayuda a mejorar nuestro ánimo. También pueden ser hacer alguna actividad que nos siente bien: dar un paseo, conversar con alguien, hacer alguna tarea que ayude a no pensar en cosas negativas…
  • “Rastrear” nuestro estado de ánimo: a veces, mantener un registro de cómo nos sentimos nos puede ayudar a descubrir qué nos afecta. Sabiendo cómo se relacionan las actividades que hacemos y nuestro estado de ánimo, podemos enfocarnos en repetir aquellas situaciones que nos ponen de mejor humor.

Alimentación saludable y nutrición:

Comer bien y de manera saludable nos aportará los nutrientes necesarios para tener un buen equilibrio psicológico (biotina, magnesio, vitamina B6 y B12, vitamina C…), y del sistema nervioso (por ejemplo, cobre, yodo, y las vitaminas y minerales mencionados anteriormente), y nos permitirá estar saludables.

También existen algunas plantas que ayudan al equilibrio mental y la estabilidad emocional, como la Ashwagandha (Withania somnifera). Se trata de una planta adaptógena con una larga historia de uso en la medicina ayurvédica. Puedes encontrarla en forma de cápsulas de Ashwaganda en nuestro porfolio de complementos alimenticios para el bienestar emocional.

Actividad física y descanso:

La actividad física ayuda a activarnos, algo ya positivo si tenemos el estado de ánimo bajo. Pero, además, te obliga a concentrarte en un objetivo, un movimiento, y aleja las preocupaciones o pensamientos negativos. Por otro lado, el descanso es fundamental para el estado de ánimo y muchos otros aspectos. Lo puedes descubrir en este artículo sobre el sueño.

Socializar:

Las relaciones sociales tienen un efecto positivo sobre nuestro humor, generan situaciones estimulantes y nos permiten conectar con los demás.

 

El estado de ánimo positivo se asocia con un mejor estado de salud y mayor resistencia a la enfermedad. Si notas que tu estado de ánimo es bajo o negativo, pide ayuda o asesoramiento profesional para mejorarlo, y si quieres, puedes revisar estos consejos para cuidar de nuestra salud mental. ¡Sonríe a la vida!