Síndrome del Intestino Irritable

El Síndrome del Intestino Irritable (SII), o colon irritable, es un trastorno funcional digestivo que se caracteriza por padecer dolor abdominal, hinchazón y alteración de las deposiciones, es decir, estreñimiento o diarrea, e incluso la alternancia entre estas situaciones. Es una patología de origen multifactorial, ya que pueden intervenir diversos factores a su causa como son los genéticos, endocrinos, alimentarios (malabsorción a algún nutriente, por ejemplo) inmunológicos o psicológicos.

Una vez que se detecta, el tratamiento puede aliviar los síntomas con el tiempo y mejorar la calidad de vida, y puede incluir cambios en la alimentación y el estilo de vida, tratamiento farmacológico, psicoterapia, y el uso de algunos complementos. 

La alimentación para el síndrome de Intestino Irritable

En general, el profesional de la salud será quien proponga el tratamiento idóneo según el historial de la persona y los síntomas que muestre. En líneas generales, se suele recomendar comer de manera variada y equilibrada; teniendo en cuenta qué alimentos generan molestias a cada persona y cuáles son sus síntomas. Existen ciertos alimentos que, de manera general, pueden empeorar las molestias del colon irritable ya que contribuyen a aumentar los gases y las molestias abdominales. Estos alimentos son: el alcohol, el café, picantes, frituras, bollería, embutidos, refrescos o bebidas con gas, legumbres enteras, las verduras de la familia de las coles (col, coliflor, coles de Bruselas, brócoli…) y la lactosa en algunos casos (especialmente en momentos de diarrea). No existe una dieta específica, sino que habrá que adaptarla a cada persona. 

Dieta baja en FODMAP

La dieta baja en FODMAP se ha postulado como un tratamiento dietético a considerar en el manejo del SII, siempre que se haga por un tiempo limitado y bajo supervisión de un profesional. FODMAP es un grupo de carbohidratos que no se digieren totalmente en el intestino delgado y llegan al colon intactos, por lo que pueden ser fermentados por la microbiota. Esto no es un problema en personas sanas, pero en algunas situaciones los FODMAP pueden agravar los síntomas como hinchazón, dolor abdominal y diarrea. Estos compuestos están presentes en una gran variedad de alimentos, como ciertas frutas y verduras, cereales como el trigo o el centeno, lácteos con lactosa o legumbres, entre otros.

La dieta baja en FODMAP procura un cierto “descanso” al sistema digestivo, pero al ser una dieta muy restrictiva no debe mantenerse por periodos prolongados puesto que puede alterar negativamente la microbiota intestinal y provocar déficits nutricionales. Un profesional cualificado podrá establecer la duración y las etapas de la dieta baja en FODMAP y hacer el seguimiento hasta restablecer una dieta normalizada. 

Complementos para la salud y el confort intestinal

Algunas sustancias han mostrado efectividad para controlar o mejorar algunos síntomas del SII, y otras están siendo investigadas. A continuación, exponemos algunas de ellas.

Probióticos

No hay duda de lo importancia de la microbiota intestinal en la salud digestiva. En este contexto, el uso de probióticos puede ser interesante. Se trata de microorganismos vivos que en cantidades adecuadas aportan un beneficio para la salud, según la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos. De forma natural (alimentos funcionales) se encuentran en alimentos como el yogur y el chucrut, pero también están presentes en medicamentos y complementos. Su ingesta contribuye al mantenimiento de la integridad de la mucosa intestinal y como prevención a futuros daños. Existen muchos géneros y especies distintas, por ejemplo:

  • Género Lactobacillus: Lactobacillus casei, acidophilus, rhamnosus, reuteri, paracasei, plantarum, salivarius...
  • Género Bifidobacterias: Bifidobacterium lactis, Bifidobacterium infantis, Bifidobacterium bifidum
  • Género Estreptococos: Streptococcus thermophilus, Streptococcus salivarius

Dentro de una misma especie, hay cepas distintas: Lactobacillus rhamnosus HA114 o Lactobacillus rhamnosus HA111, por ejemplo. Cada cepa tiene particularidades beneficiosas que no son atribuibles a otras cepas de la misma especie.

Según un metaanálisis que analizó la efectividad de los probióticos en el manejo del SII, el uso de probióticos multicepa en pacientes con SII puede mejorar la sintomatología, disminuir el dolor abdominal, la hinchazón y la flatulencia en estas personas (Niu HL, Xiao JY; 2020). El estudio corrobora los resultados de investigaciones anteriores (Didari T, 2015; Ford AC, 2014).

Prebióticos

Los prebióticos son sustancias que no se digieren en el intestino propiamente dicho, sino por la microbiota presente en el colon, estimulando así su crecimiento de ésta. La fibra alimentaria es un claro ejemplo de prebiótico, siendo los fructooligosacáridos (FOS) el tipo de prebiótico más conocido. Dicha fibra sirve de alimento para modular nuestra microbiota beneficiosamente y, al mismo tiempo, proteger la salud intestinal.

El calostro

El calostro hace referencia a la leche producida por las hembras de los mamíferos durante los 3 primeros días postparto. Contiene varios elementos funcionales, como péptidos estimulantes y agentes antimicrobianos entre otros. Entre sus ingredientes, las inmunoglobulinas, leucocitos y citocinas, junto a otros, ha despertado el interés de los investigadores, que estudian su papel en el tratamiento de las enfermedades inflamatorias intestinales, así como en el tratamiento del síndrome del intestino irritable.

ColonCalm Flora

Nuestra fórmula destinada a la salud intestinal es ColonCalm Flora. Cada cápsula contiene 10.000 millones de microorganismos de 5 cepas bacterianas, como las bifidobacterias y los lactobacillus que forman parte de la flora intestinal natural. Incluye calostro bovino, y también fructooligosacáridos (FOS) y arabinogalactanos (AOS), que contribuyen a mantener la salud intestinal. Puedes ver la lista completa de ingredientes aquí.

En definitiva, la alimentación, mantener una vida activa y en ocasiones los complementos, son los mejores aliados para mantener una estabilidad en la enfermedad y en la salud digestiva. En cualquier caso, estos consejos no sustituyen las pautas prescritas por tu médico pero pueden ser de gran ayuda para complementar tu tratamiento.