Actualizado en octubre del 2025
Muchas personas sufren hinchazón, gases o digestiones lentas sin encontrar una causa clara. En muchos casos, el motivo puede ser el SIBO, un desequilibrio de la microbiota del intestino delgado que altera la digestión y la absorción de nutrientes.
Esta guía ofrece un enfoque práctico y actualizado para entender qué es el SIBO, reconocer sus síntomas y abordarlo de forma segura y natural mediante el protocolo SIBO 2025, dividido en tres fases: limpieza, eliminación y reparación intestinal.
Qué es el SIBO y por qué aparece
El SIBO (sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado) se produce cuando bacterias del colon migran hacia el intestino delgado y fermentan los alimentos antes de tiempo. Esa fermentación genera gases (hidrógeno, metano o sulfuro de hidrógeno) que provocan distensión abdominal, dolor y mala absorción de nutrientes, afectando también la energía y el sistema inmunitario.
Factores que favorecen el SIBO
El SIBO no aparece de la nada. Suele desarrollarse cuando ciertos factores alteran el ritmo o las defensas naturales del sistema digestivo:
- Motilidad intestinal lenta (por estrés, hipotiroidismo o disautonomía), que hace que los restos de comida permanezcan más tiempo en el intestino.
- Bajo ácido gástrico (hipoclorhidria) o uso prolongado de antiácidos, que reducen la capacidad de eliminar bacterias al llegar al estómago.
- Cirugías abdominales o adherencias internas, que pueden dificultar el paso normal del alimento.
- Dietas muy restrictivas o pobres en fibra mantenidas durante largo tiempo, que empobrecen la microbiota.
- Uso repetido de antibióticos o infecciones intestinales previas, que alteran el equilibrio bacteriano.
- Estrés crónico y falta de descanso reparador, que afectan directamente la motilidad y la inmunidad intestinal.
Tipos de SIBO
El tipo de gas predominante ayuda a orientar el tratamiento y a entender por qué los síntomas varían tanto de una persona a otra:
- SIBO de hidrógeno: suele provocar diarrea y distensión abdominal.
- SIBO de metano (IMO): se asocia a estreñimiento y tránsito más lento.
- SIBO de sulfuro de hidrógeno: produce gases con olor fuerte y molestias abdominales más intensas.
Síntomas frecuentes del SIBO
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Síntoma |
Descripción |
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Hinchazón posprandial |
Sensación de “barriga inflada” tras las comidas. |
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Gases y eructos |
Resultado de la fermentación bacteriana excesiva. |
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Dolor o distensión |
Por acumulación de gases en el intestino. |
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Tránsito alterado |
Diarrea, estreñimiento o alternancia de ambos. |
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Fatiga y niebla mental |
Consecuencia de la mala absorción o la inflamación. |
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Intolerancias alimentarias |
A fibra, lácteos o fructosa. |
Estos síntomas se superponen con otros trastornos digestivos, por lo que solo un profesional puede confirmar el diagnóstico.
Diagnóstico y control del SIBO
Confirmar un SIBO requiere más que reconocer los síntomas: es necesario evaluar la historia digestiva, los hábitos y realizar una prueba específica bajo orientación profesional.
La prueba de aliento es el método más utilizado. Consiste en ingerir una pequeña cantidad de lactulosa o glucosa y medir, durante unas horas, los gases que se eliminan al exhalar.
Un aumento temprano de hidrógeno, metano o sulfuro de hidrógeno indica que las bacterias están fermentando los alimentos antes de tiempo, lo que orienta hacia un posible SIBO.
No obstante, los resultados deben interpretarse con cuidado: una dieta inadecuada, un tránsito intestinal alterado o una preparación insuficiente antes de la prueba pueden modificar las lecturas. Por eso, el diagnóstico siempre debe contextualizarse junto con el profesional de salud, valorando los síntomas, los antecedentes digestivos y la motilidad intestinal.
Cuando el resultado es claro, el siguiente paso no es solo “eliminar bacterias”, sino entender qué favoreció el sobrecrecimiento (estrés, hipoclorhidria, tránsito lento o infecciones previas) y corregir esos factores para evitar recaídas.
Tratamiento natural y por fases del SIBO
Superar el SIBO no depende de un único suplemento ni de una dieta milagrosa, sino de seguir un plan ordenado y progresivo que ayude al intestino a recuperar su equilibrio natural. El Protocolo SIBO 2025 organiza el proceso en tres fases complementarias, cada una con un objetivo claro: preparar, limpiar y reparar. Esta estructura permite actuar con método, evitando recaídas y respetando los tiempos de regeneración del sistema digestivo.
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Fase 1. Limpieza intestinal (3 semanas)
Objetivo: preparar el terreno, reducir la carga fermentable y mejorar el tránsito antes de usar antimicrobianos.
Durante esta etapa, se eliminan residuos y se apoya la función hepática y digestiva con medidas suaves.
El propósito no es “vaciar el intestino”, sino favorecer un entorno más limpio y funcional para la siguiente fase.
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Acción |
Compuesto activo |
Duración / Observaciones |
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Regular el tránsito y eliminar residuos |
Psyllium, pectina cítrica, bentonita |
Introducir gradualmente con agua abundante. |
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Apoyo hepático y digestivo |
Cardo mariano, alcachofa, diente de león |
Tomar con las comidas principales. |
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Control microbiano suave |
Ácido caprílico, extracto de semilla de pomelo, nogal negro |
En ciclos cortos de 2–3 semanas. |
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Flora inicial protectora |
Saccharomyces boulardii, Lactobacillus rhamnosus |
Separar 2–3 h de los antimicrobianos. |
Para planificar comidas con baja fermentación, lee 👉 guía práctica de dieta baja en FODMAP.
Si buscas reforzar la mucosa intestinal, consulta 👉 beneficios del calostro, donde se explica su papel en la barrera digestiva.
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Fase 2. Eliminación del sobrecrecimiento (4–6 semanas)
Objetivo: reducir el exceso bacteriano sin dañar la microbiota ni irritar la mucosa.
Se introducen agentes naturales con acción antimicrobiana moderada y antioxidantes que protegen los tejidos intestinales. El enfoque es equilibrar, no arrasar: alternar compuestos, escuchar las sensaciones y avanzar con seguimiento profesional.
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Acción práctica |
Qué se utiliza |
Cómo aplicarlo con criterio |
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Control natural del exceso bacteriano |
Aceite de orégano, extracto de semilla de pomelo, ajo envejecido |
Alternar cada dos semanas para evitar acostumbramiento. Escucha tus sensaciones y ajusta con tu profesional. |
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Apoyo antioxidante para proteger tejidos |
N-acetilcisteína (NAC), ácido alfa-lipoico (ALA) |
Tómalos con las comidas principales; ayudan al equilibrio oxidativo mientras se modula la flora. |
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Regulación de la respuesta inflamatoria |
Comino negro (Nigella sativa) |
Introducir después del antimicrobiano principal, durante varios días consecutivos. |
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Reintroducción progresiva de probióticos |
Saccharomyces boulardii, Bifidobacterium infantis |
Añadir al final de la fase o cuando haya buena tolerancia digestiva. Empieza con dosis bajas. |
Durante esta etapa, acompaña el proceso con 👉 alimentación antiinflamatoria, centrada en cuidar la mucosa intestinal y reducir la inflamación.
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Fase 3. Reparación intestinal (8 semanas)
Objetivo: regenerar la mucosa, reforzar la microbiota y consolidar la mejora digestiva.
Una vez controlado el sobrecrecimiento, llega el momento de fortalecer el tejido intestinal y restaurar las bacterias beneficiosas. Esta fase marca la diferencia: aquí se recupera la tolerancia, la energía y el bienestar duradero.
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Acción práctica |
Qué se utiliza |
Recomendaciones sencillas |
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Reparar y nutrir el epitelio intestinal |
L-glutamina, zinc carnosina |
Tomar en ayunas o antes de las comidas principales; ayudan a regenerar el tejido intestinal. |
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Favorecer el confort y la calma digestiva |
Melena de león (Hericium erinaceus) |
Constancia de 8 semanas. Suele mejorar la tolerancia y la sensación de “barriga tranquila”. |
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Refuerzo antioxidante y protector |
Omega 7, vitaminas C y E |
Incorporar con alimentos para potenciar la absorción y el efecto reparador. |
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Reequilibrar la flora intestinal |
Probióticos multiespecie de buena calidad |
Mantener durante al menos 2 meses para consolidar resultados y prevenir recaídas. |
Durante esta fase, puedes consultar 👉 hongo Melena de león: beneficios con evidencia, donde se explica cómo este hongo apoya la regeneración de la mucosa y el bienestar digestivo.
Alimentación y estilo de vida en SIBO
La alimentación y los hábitos diarios son una parte esencial del tratamiento del SIBO.
Una de las estrategias más utilizadas es la dieta baja en FODMAPs, diseñada para reducir la fermentación y aliviar la hinchazón y los gases.
Los FODMAPs son carbohidratos de cadena corta (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles) que se digieren con dificultad y pueden fermentar en exceso dentro del intestino. Están presentes de forma natural en legumbres, trigo, cebolla, ajo, manzana o edulcorantes como el sorbitol o el xilitol.
Al reducirlos temporalmente, muchas personas notan una mejoría rápida de los síntomas digestivos, aunque el objetivo no es eliminarlos para siempre: deben reintroducirse poco a poco conforme mejora la tolerancia intestinal.
Para un plan más detallado, puedes consultar 👉 dieta baja en FODMAP, donde se explican ejemplos y fases paso a paso.
Consejos prácticos:
- Da preferencia a lo natural. Evita los ultraprocesados, el exceso de azúcar y el alcohol; tu intestino lo agradecerá.
- Come con calma. Mastica bien y procura no hacerlo con prisas: una buena digestión empieza en la boca.
- Respeta los tiempos entre comidas. Deja pasar unas 3–4 horas para permitir que el sistema digestivo descanse y se autorregule.
- Cuida tu descanso. Dormir entre 7 y 8 horas cada noche ayuda a equilibrar la microbiota y mejora la energía diaria.
Prevención y seguimiento del SIBO
Una vez controlados los síntomas, el objetivo es mantener el equilibrio intestinal a largo plazo con hábitos sostenibles:
- Varía las verduras y frutas cada semana. Cuanta más diversidad haya en tu plato, más se nutre tu microbiota.
- Evita el estreñimiento y mantén un ritmo digestivo regular.
- Respeta los horarios de comida y descanso nocturno, fundamentales para la motilidad intestinal.
- Revisa con tu profesional la función digestiva y los posibles factores que favorezcan recaídas.
- Gestiona el estrés con técnicas suaves como respiración consciente, estiramientos o meditación.
La prevención es parte esencial del tratamiento: el SIBO mejora y se mantiene estable cuando los hábitos se consolidan.
Mitos y realidades del SIBO
Mitos: La dieta baja en FODMAPs cura el SIBO.
Realidad: alivia síntomas al inicio, pero no “cura” por sí sola. Es una herramienta temporal dentro de un plan por fases (el objetivo es reintroducir y personalizar la dieta).
Mitos: Cuantos más antimicrobianos, mejor.
Realidad: más no es mejor. El exceso puede empeorar la tolerancia y la adherencia. Importa selección, rotación y tiempos bajo supervisión profesional.
Mitos: Los probióticos están prohibidos en SIBO
Realidad: no todos los probióticos sirven para todo, pero algunas cepas específicas pueden ser útiles —como S. boulardii o ciertos Bifidobacterium— según la fase del tratamiento y la tolerancia de cada persona. Lo importante es personalizar el uso y hacerlo siempre con orientación profesional.
Mitos: Si la prueba de aliento sale negativa, no tengo nada.
Realidad: hay falsos negativos/positivos si el protocolo no se respeta o hay alteraciones del tránsito. Se interpreta junto a la clínica.
Mitos: El SIBO es para siempre.
Realidad: No. Con diagnóstico correcto, tratamiento por fases y hábitos (motilidad, descanso, estrés), se reduce el riesgo de recaídas.
Mitos: Un único suplemento ‘sella’ el intestino.
Realidad: no existe un “sello” mágico. Barrera intestinal = combinación de alimentación, descanso, manejo del estrés y, si procede, apoyos como glutamina, zinc carnosina o calostro con criterio.
Preguntas frecuentes (FAQs)
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¿Qué es el SIBO y qué síntomas tiene?
Sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. Puede provocar hinchazón después de las comidas, gases, dolor abdominal, alteraciones del tránsito, fatiga e intolerancias alimentarias.
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¿Cómo saber si tengo SIBO?
Sospecha clínica (síntomas + historia) y prueba de aliento interpretada por un profesional. Evita autodiagnóstico.
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¿Qué no comer con SIBO al principio?
Temporalmente altos FODMAPs (legumbres, ajo, cebolla, coles en exceso, manzana, pan de trigo, polioles). Luego reintroducir gradualmente.
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¿Cómo se hace la prueba de aliento del SIBO?
Tras preparar dieta y ayuno según protocolo, se ingiere lactulosa o glucosa y se miden gases cada 15–20 min durante 2–3 h.
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¿Cuánto tarda en mejorar el SIBO con un plan por fases?
Muchas personas notan cambios en 2–4 semanas; la reevaluación formal suele hacerse a 6–8 semanas.
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¿Puedo hacer ejercicio si tengo SIBO?
Sí. Caminar y movilidad suave favorecen la motilidad y el bienestar. Ajustar intensidad según tolerancia.
Conclusión
El SIBO puede parecer un problema complejo, pero se puede abordar con éxito cuando se sigue un plan ordenado y con acompañamiento profesional.
El tratamiento por fases —limpieza, eliminación y reparación— permite reducir el sobrecrecimiento bacteriano, aliviar los síntomas y restaurar el equilibrio intestinal de forma segura y progresiva.
Más allá de los suplementos o la dieta, los pilares del avance real son la constancia, la calidad de los apoyos y el cuidado de los hábitos diarios: una alimentación adaptada, descanso suficiente, movimiento regular y una buena gestión del estrés.
Conclusión práctica:
Superar el SIBO no significa eliminar bacterias sin más, sino ayudar al intestino a recuperar su ritmo natural.
- Empieza con un diagnóstico claro y un plan personalizado.
- Avanza por las tres fases con calma: limpieza → eliminación → reparación.
- Utiliza una dieta baja en FODMAPs al inicio, reintroduciendo alimentos de forma gradual.
- Apuesta por apoyos naturales de calidad y duración definida, sin excesos.
- Revisa el descanso, la motilidad intestinal y la gestión del estrés como parte esencial del tratamiento.
Con un enfoque paciente y hábitos sostenibles, es posible recuperar la digestión, mejorar la energía y volver a disfrutar de las comidas con bienestar y tranquilidad.
⚠️ Recordatorio responsable: Los complementos alimenticios no sustituyen tratamientos médicos ni diagnósticos. Si estás en tratamiento, tomas medicación o presentas alguna patología, consulta siempre con un profesional de la salud antes de iniciar su uso.
Artículo elaborado y revisado por el equipo técnico de Sura Vitasan (2025).